miércoles, 23 de marzo de 2016

Turismo dee aventura por Palenque


Los alrededores de Palenque son el escenario perfecto para sentir la adrenalina del turismo aventura, donde podrá admirar hermosos paisajes, desde las alturas, o en el vértigo de la velocidad.

Selva Lacandona

Allí podrá conocer toda la variedad de su topografía, clima y vegetación que ha dado lugar a una gran diversidad de la vida animal, permitiendo que la fauna se una, originando insospechadas combinaciones. Será también la oportunidad de aprender acerca de las historias y las culturas de los Mayas y los esfuerzos para proteger el hábitat de la selva. Podrá expedicionar por las aguas del río Lacantun y Usumacinta; serán 120 kilómetros navegando en balsas cataraft con remos largos.


Parque Nacional Cascadas de Agua Azul

Por su abundante vegetación y la belleza de sus impresionantes caídas de agua, formadas por las vertientes del río Tulijá, fue decretado como Parque Nacional en 1980. En este lugar podrá contratar los servicios de expertos que ofrecen recorridos en ultraligero, para poder admirar, desde las alturas, la belleza de sus cascadas color azul intenso.
 

Otras aventuras

Puedes realizar paseos a caballo en los senderos que se encuentran cerca de los ríos Tulijá y Shumulhá; en sus aguas también puedes practicar kayakismo y descenso en río.

Aventúrate en Palenque y hospédate cerca de todas estas maravillas con descuentos al reservar en  línea
 
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jueves, 3 de marzo de 2016

Curiosidades del Mundo Maya


Adelantos científicos

Al igual que otras civilizaciones mesoamericanas, los mayas utilizaban un sistema de numeración de base veinte (vigesimal) y de base cinco. También los mayas preclásicos (o sus predecesores olmecas) desarrollaron independientemente el concepto de cero alrededor del año 36 a. C.(Este es el primer uso documentado de un cero como lo conocemos hoy en día, aunque los babilonios mucho antes habían desarrollado un parámetro de sustitución-0 que sólo se utilizaba entre otros dígitos), vale decir que parecen haber estado usando el concepto de cero siglos antes que en el viejo mundo, y las inscripciones los muestran en ocasiones trabajando con sumas de hasta cientos de millones y fechas tan extensas que tomaba varias líneas el poder representarlas. Produjeron observaciones astronómicas extremadamente precisas, sus diagramas de los movimientos de la Luna y los planetas son iguales o superiores a los de cualquier otra civilización trabajando a simple vista.

 Calendario

Asimismo, como otras civilizaciones mesoamericanas, los mayas descubrieron una medida exacta de la duración del año solar, mucho más exacta que la usada en Europa con el calendario gregoriano. Sin embargo, no usaron este modelo de duración en su calendario. En cambio, el calendario maya se basó en un año de duración exacta de 365 días, lo cual significa que el calendario tiene un error de un día cada cuatro años. En comparación, el calendario juliano usado en Europa desde tiempos de los romanos, hasta el siglo XVI, acumuló un error de un día cada 128 años. El calendario gregoriano moderno acumula un error de un día cada 3257 años, aproximadamente. 

Concepción del mundo 

Los mayas concebían al cosmos compuesto por 13 cielos, uno sobre otro, siendo la tierra la capa más baja. Sobre cada cielo presidían trece dioses, llamados los Oxlahuntikú. Bajo la tierra había otros nueve cielos, también en capas, sobre los que presidían los Bolontikú. El último de estos cielos era el Mitnal, el infierno maya, reino de Ah Puch, señor de la muerte.
Creían que, antes que el suyo, habían existido otros mundos destruidos todos por el diluvio. El mundo actual era sostenido por cuatro hermanos guardianes llamados Bacabes, localizados en los cuatro puntos cardinales. En el centro del mundo maya se encontraba el Yaxché, o ceiba sagrada, cuyas ramas se elevaban a los cielos y cuyas raíces penetraban en el inframundo. 

 Ritos

Las pirámides son sus templos y los fieles asistían a las ceremonias al aire libre, abajo y al frente, de la pirámide-templo. Solicitaban de sus dioses los dones de la vida, la salud y el sustento, a cambio de los cuales realizaban una serie de ofrendas y de ceremonias purificadoras inmersas en un complejo ritual. Practicaban los flechamientos y arrojaban a los niños, doncellas y piezas de oro al Cenote Sagrado de Chichén Itzá, como ofrenda al dios Chaac. El autosacrificio tenía muchas variantes, como por ejemplo cuando ellos se sacaban sangre de diversas partes del cuerpo con punzones de hueso o espinas de maguey y ofreciéndolas en tiras de papel.